La diversidad biológica es la base de los ecosistemas que existen en el planeta, involucra la gran variedad de organismos que interactúan en los diferentes hábitats. Su estudio es fundamental, pues permite entender los procesos ecológicos que existe en los diferentes ambientes. Sin embargo, esta enorme diversidad plantea grandes desafíos en términos de identificación de especies. De ahí que, desde hace ya casi 20 años, se propusiera el código de barras de la vida o DNA Barcoding, una metodología molecular basada en la secuenciación de regiones genéticas o marcadores moleculares estandarizados, como el gen Citocromo Oxidasa I (COI) en animales y los genes rbcL y matK en plantas. Con esta metodología actualmente se han identificado 264,000 animales, 72,000 plantas y alrededor de unas 25,000 especies de otros grupos de organismos. Además, en grupos altamente diversos, se ha evidenciado la presencia de especies crípticas, especies nuevas y complejos de especies, lo cual demuestra que aún hay una enorme diversidad por conocer. Su aplicación es utilizada en estudios de conservación y filogenéticos, es decir desde un enfoque evolutivo y, también en casos específicos con el tráfico ilegal de especies e incluso en identificación de los alimentos que consumimos. Los desafíos actuales a los que se enfrenta esta metodología es la construcción de bases de datos de referencia y la optimización de protocolos para la obtención de secuencias en grupos de organismos poco estudiados.

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